sábado

hacia Sicilia

Ya estamos en el aire, volando con Alitalia rumbo a Sicilia, a Palermo.


Un apunte de historia aragonesa-siciliana: Hace poco más de 700 años el rey aragonés Pedro III se casó con una princesa siciliana, pero el padre de esta princesa murió sin descendientes varones por lo que Sicilia, a deseos del Papa (que era un metomentodo) , pasó a manos de los franceses. Estos solo gobernaron la isla durante 16 años porque los sicilianos, hartos de la tiranía francesa, se rebelaron, los echaron, llamaron a su princesa y le dieron el trono del reino de Sicilia a nuestro rey Pedro III. Así es como los aragoneses metimos las narices en Sicilia, por una cuestión de faldas.

primer día: Palermo

Palermo, a 8 de abril de 2006, sábado
En este día todos los italianos estaban reflexionando si votaban o no a Berlousconi.

En nuestra vuelta por Sicilia no llevaremos guía, pero sí un magnífico y amable conductor, Mauricio, que con su monovolumen de 16 plazas nos trasladará de un sitio a otro a lo largo de todo el viaje.

El aeropuerto está un poco lejos de Palermo y el hotel no está en el centro. La mañana es deliciosa y todos disfrutamos de los primeros paisajes de Sicilia.




Es la hora de comer. Mauricio nos lleva a la plaza Domenico, en la parte antigua de la ciudad y desde allí por callejas estrechas, con mercado al aire libre y casas destruidas durante la 2ª guerra mundial, aterrizamos en una tasca, trattoria. Unos al aire libre y otros en el interior damos cuenta de una comida estupenda. La pasta y el marisco son sus principales ingredientes.



Después a callejear: Cuatri Canti; la piazza Pretoria, barroca, con su preciosa fuente, la de la Vergogna, por aquello de los desnudos.



La Martorana con su decoración de mosaicos, iglesia normalmente cerrada pero que una boda nos permitió contemplar (es la de la torre); Santa Caterina; San Cataldo, de la época de los normandos, con cierto estilo árabe y que se puede ver a nuestra espalda.

La iglesia de Gesù con una profusa decoración en mármol.

Ballaró, impresionante mercado callejero de alimentación, donde los sicilianos compran patatas y alcachofas cocidas y allí mismo las comían.


San Juan de los Eremitas, iglesia medieval en restauración, curiosa por su arquitectura árabe.

Aquí estamos los del grupo Joly, solo falta el fotógrafo. Si se pincha la foto se ve el nombre de la iglesia.

Puerta Nueva y el palacio de los Normandos (por fuera).



La Catedral, un edificio enorme, con un pórtico gótico catalán.

Calles peatonales, a veces un poco cutres (supongo que la idea de perderse por ellas fue de Manolo). Regreso al hotel.

Este corto paseo por Palermo lo completaremos con otra visita al final de nuestro viaje por Sicilia.

domingo

segundo día: Segesta, Erice, Selinunte

Palermo, a 9 de abril de 2006, domingo de Ramos

La redolada a Sicilia la haremos en el sentido contrario a las agujas del reloj, por lo que tendremos siempre el mar a nuestra derecha.




Lo primero hacia Segesta, ciudad griega fundada por los supervivientes de Troya. Visitamos un templo griego de estilo dórico, muy bien conservado al que se llega después de subir una cuesta escalonada y que sorprende el encontrarlo allí en medio de la nada, y un teatro en la cima de una colina (con la actuación de Isabel y Fernando juniors). Bonitas vistas del valle. Todas las visitas (y las birras) se financian con el fondo.


Los templos dóricos se caracterizan por que las columnas carecen de base y terminan en una losa rectangular. Los columnas de los templos jónicos descansan en una base y los capites terminan en dos volutas. Los corintios, con columnas más finas, y con complicados capiteles que estaban decorados con hojas de acanto.


Mauricio, en poco más de una hora, nos lleva por una serpenteante carretera a Erice, encaramada en lo alto de un monte con vistas que se pierden en el mar y en las verdes colinas. Siguiendo un plano triangular esta ciudad ha mantenido el carácter medieval en sus elementos arquitectónicos y en sus innumerables iglesias. Un bono financiado por el grupo Joly nos permite visitar algunas de ellas (también un restaurante típico).


Iglesia de Santa María (chiesa Matrice), gótica-románica, muy bonita y cuidada, con un espacioso pórtico. Al lado un campanario, ventanas góticas con parteluces (aportación de Isabel), y desde el que se divisa una gran panorámica.


San Martín el Mayor, iglesia barroca con decoración en techo, columnas y frisos en colores blanco y gris. San Giuliano, aquí está el oratorio 33 (número de miembros de la congregación que lo fundó).

El Castillo normando eregido en un solitario peñasco, convertido parcialmente en hotel.



La tarde nos transporta otra vez a la edad antigua, para ver las ruinas de Selinunte, que en su día fue una próspera ciudad fenicia, y hoy un gran espacio lleno de restos de grandes templos, todos dóricos, solo dos permanecen en pie, el resto se adivina por las ciclópeas columnas amontonadas. Impresiona la grandeza.




Se nos hace tarde, y no podemos ver la acrópolis, incluso han cerrado la puerta principal, tenemos que buscar otra salida.

Llegamos a Agrigento justo para cenar. La intención es dar un paseo nocturno desde el hotel hasta el valle de los templos, pero nos excusamos en que la entrada principal está cerrada por obras.

lunes

tercer día: Agrigento, Piazza Armerina

Agrigento, a 10 de abril de 2006, lunes
En Italia existen dos jornadas electorales, domingo y lunes, por lo que hoy los italianos deciden su futuro.

Agrigento, ciudad fundada por los griegos. Lo más importante es el valle de los templos, hay muchos, parece ser que en su día no solamente desempeñaban el papel de templos sino de faros para los barcos (también es un sitio lleno a rebosar de turistas). Mauricio nos deja en una punta y nos recoge en la opuesta, después de un largo paseo por pinos y olivos.




Templo de Hera, se conserva parte de la columnata y una cisterna. Desafortunadamente estaba con andamios que nos deslucieron las fotos.

Una muralla con enterramientos excavados en la roca.

Templo de la Concordia, con sus 34 columnas es uno de los templos dóricos mejor conservados del mundo.

Templo de Hércules, del que sólo se conservan 8 columnas, puestas en pie hace unos años.

Templo de Zeus, uno de sus enormes atlantes (copia) está tumbado en el suelo.

Templo de Cástor y Pólux, muy destruido, sólo se conservan 4 columnas con un trozo de entablamento, que constituye el símbolo del valle de los templos.


A través de carreteras bien cuidadas, muchas veces autopistas, nos dirigimos al interior de Sicilia. El paisaje es muy bonito, suaves y verdes colinas que nos dan una imagen distinta de la que teníamos.



En Piazza Armerina, además de pasar por el restaurante y tomar unos helados celebrando un aniversario de boda, visitamos su Duomo, iglesia barroca muy cuidada con decoración en columnas y frisos en blanco marfil y azul. Órgano y púlpito sobre balcones dorados que resaltan sobre la decoración general.




Villa romana de Casale, a 5Km de Piazza Armerina, muy completa, con mosaicos en distintos estados de conservación, pero que en conjunto nos da la idea de lo que pudo ser la casa de un rico mandatario romano de la época, constituye una de las colecciones de mosaicos romanos más importante del mundo. Aconsejable visitarla en primavera u otoño; en verano los techos deben de dar un calor insoportable (pinchar). Hay mosaicos muy bonitos como el de las muchachas en bikini, los de las cacerías (pinchar), ...

Emprendemos el camino de Siracusa atravesando, de nuevo, un precioso paisaje de suaves montañas y valles salpicados de flores. Al fondo divisamos la silueta del Etna nevado.

El hotel no está en el centro. Lo bueno es que mañana no tendremos que volver a hacer las maletas. Berlousconi, caput.

martes

cuarto día: Siracusa

Siracusa, a 11 de abril de 2006, martes
La tele es confusa sobre la derrota de Berlousconi.



Hoy no hay sesión de autobús, así que decidimos perder la comida en el hotel y deambular todo el día por Siracusa, además así tendremos ocasión de comer una pizza (todas nuestras comidas tienen pasta, eso sí, exquisita).


Como en el resto de visitas turísticas, también las entradas al parque arqueológico de la Neápolis las financiamos con nuestro fondo monetario, que administra María Pilar. Fer como estudiante y Manolo como profe tienen precio especial.

La oreja de Dionisio, cueva de gran altura, en la que la luz penetra hasta el fondo. Realmente esta cueva corresponde a los restos de una cantera (latomías), de las que los arquitectos de Siracusa extraían millones de metros cúbicos para sus construcciones. Las enormes cuevas fueron usadas durante siglos como prisión. El tirano de Siracusa, Dionisio, escuchaba las conversaciones de los presos allí encerrados, de ahí su nombre.



Teatro griego, grandioso, en piedra caliza blanca. En la parte superior hay una necrópolis formada por cuevas excavadas en la roca y en ellos una cascada que parece ser forma parte de los acueductos subterráneos de los griegos.

En la foto, Fer fue sorprendido por la mano de Arquímedes (el del "principio"), que dicen está sepultado en esa tumba.

Altar de Hieron, de impresionante tamaño donde se practicaban sacrificios. Dicen que en una ocasión se mataron más de 400 toros. Anfiteatro romano, excavado en la piedra.


Mauricio nos recomienda ver el Santuario de la Madona, moderna mole de cemento, con una extraña cúpula cónica.

En nuestro autobús nos acercamos a la isla de Ortigia, (unida por un puente) y que en todas las épocas ha constituido el foco de Siracusa.



El mar, el puerto, el paseo marítimo, el Castelo de Maniace, imponente y bien conservado castillo de la época de los aragoneses.

Duomo, extraordinarias columnas del más puro estilo dórico, restos de templo de Atenea sobre el que luego se construyó el Duomo. Curiosa techumbre de madera. Todo ello da al conjunto interior un aspecto grandioso, monumental y de gran solidez. La plaza de Arquímedes, la fuente de Artemisa.



No fue posible comer pizza, no es tan fácil, por un lado el restaurante tiene que tener un horno especial, por otro que esté encendido y esto último solo suele ocurrir por las noches. Pero la comida en aquella terraza con vistas al mar fue de lo mejor, especialmente los que probamos "spaghetti frutti di mare".

Pasear por callejuelas flanqueadas por palacios y casas señoriales, un paseo a la orilla del mar, e incluso bañarse (solo algunas), hasta llegar al templo de Apolo y tomar unos helados en una terraza.

miércoles

quinto día: Catania

Siracusa, a 12 de abril, miércoles
La noticia del día: Ha sido capturado en Sicilia "il capo di tutti i capi", Bernardo Provenzano.

Catania está muy cerca de Siracusa, tan apenas 50 Km, atravesando primero una zona industrial (refinerías) y después campos de naranjos y limoneros. La carretera sigue la costa del Jónico y enfrente el omnipresente y nevado Etna. La cercanía de este volcán ha influido notablemente en Catania, varias veces ha sido destruida por su fuego, y otras tantas reconstruida. Casi no hay nada anterior al siglo XVIII, solo un castillo medieval y un teatro y anfiteatro romanos, excavados en la lava.


Mercado callejero donde se pueden ver pescados (que es lo que más nos llama la atención), frutas, carnes, todo tipo de verduras ,... No hay que perdérselo. Probamos un poco de todo, desde quesos hasta erizos de mar, frutos secos y fresitas del campo.


El Duomo, con fachada de mármol, dedicada a Santa Ágata, y muy cerca la abadía de Santa Ágata, lo que nos ocasiona confusión. En la plaza llama la atención la Fontana del Elefante.

Callejeamos. Plaza de San Francisco, el de Asís, con la correspondiente iglesia. Teatro romano, parte excavado en lava, y casi enterrado por las cercanas viviendas. Al lado un pequeño teatrillo, el Odeón.

Es hora de tomar posesión de nuestro Jolly Hotel Bellini (somos el grupo Joly) y de recuperar fuerzas en un bonito restaurante. A algunos nos saltaron las lágrimas por culpa del "peperoncini".

Anfiteatro. Las gradas estaban excavadas en lava, aunque sólo se ve una pequeña parte de lo que era, el resto puede estar enterrado debajo de las calles circundantes.

Castillo, una gran mole con cinco torreones y rodeado por un foso. Se puede apreciar la leva que en su día lo separó del mar.


Puerta de Garibaldi, situada en una pequeña plaza es una curiosa puerta a franjas blancas y negras. Una chica.


En el hotel no hay forma de sintonizar una cadena de televisión que retransmita la derrota del Real Zaragoza en la final de la copa. Nos enteramos del resultado de madrugada.

jueves

sexto día: Etna, Taormina

Catania, a 13 de abril, Jueves Santo



El Etna es el volcán más grande de Europa, y en activo. Nosotros lo encontramos "echando humo", fumarolas. No llegamos al cráter principal, sino a unos laterales. Frío, bajo cero, tuvimos que alquilar anorak, las manos nos las calentamos con piedras y tierra, incluso nevó ¡qué cosas! Bueno, esta experiencia solo la vivimos cinco valientes. La subida no es pesada: primero en coche, luego en telecabina y después en todoterreno, y luego andar un poco.

Una improvisada comida de bocadillos y "pizzitas", no muy allá.



Taormina es sin duda la ciudad más turística de Sicilia. Apretujada en un promontorio, dominando el mar, a la vista del Etna nevado, con un impresionante teatro grecorromano, pero su aspecto es principalmente medieval. Todo muy cuidado, con jardines, con mucha gente paseando y muchas tiendas (caras). Al atardecer el sol queda cerca del Etna, y por eso los contraluces no permiten hacer buenas fotografías.



En el Duomo apreciamos que era jueves santo, y por eso no pudimos contemplar sus riquezas pictóricas. La torre del reloj, la puerta di Mezzo, el café de Liz Taylor y Richard Burton...

El hotel Caesar Palace se encuentra en la orilla del mar, en los pies de Taormina.

viernes

séptimo día: Taormina, Messina

Taormina, a 14 de abril, Viernes Santo


Continuamos explorando Taormina. Primero subimos a un Castello muy alto que se encuentra justo encima de la ciudad. El panorama es estupendo. Después volvemos a recorrer todos los rincones de esta ciudad medieval.

El teatro es la joya de Taormina, seguramente el monumento más característico de Sicilia; ubicado en un lugar espectacular con magníficas vistas al mar y al Etna; mitad griego, mitad romano. Para verlo hay que pagar, aunque no siempre hay portero. Esto lo comprobamos en nuestra segunda visita.


El palacio di Santo Stefano nos conduce a la villa Communale con un jardín colgado de un acantilado, repleto de preciosas plantas mediterráneas y tropicales, y con una pagoda a modo de pajarería.



La autovía que conduce a Messina tiene abundantes túneles (algunos los atravesamos tres veces). Messina es una ciudad muy antigua, colonizada por los griegos, pero es también una ciudad muy moderna: sus edificios tienen menos de 100 años. El terremoto de 1908 la devastó totalmente. En la restauración de los principales edificios se trató de conservar su aspecto original, por ejemplo en el Duomo y en la Annunziata dei Catalani (iglesia normanda con feligreses ataviados de viernes santo).

El Campanile del Duomo, con un reloj que mueve figuras que realizan complicados movimientos. El monumento a Juan de Austria y una preciosa fuente dedicada a cuatro grandes ríos, entre ellos el Ebro.

El hotel Europa, en las afueras, está junto al mar y cerca de un supermercado, que algunos visitan.